lundi 8 juin 2009

Cuando Sucre festeja su libertad

Dos semanas pasaron desde el 25 de mayo, gran día para Sucre que festejaba el bicentenario de su querido “Grito de libertad”. En efecto, aquí habría nacido, en 1809, un movimiento de contestación que se habría repercutido en toda América latina hasta desembocar 15 años más tarde en las declaraciones de independencia de todo el subcontinente. Desde hace varias semanas, Sucre estaba preparándose para esa gran fiesta. En todas partes se escuchaba hablar del bicentenario, los sucrenses no paraban de desfilar, y en todos los rincones eran organizados conciertos y exposiciones sobre el tema. Para ser honesta, a veces llegaba a ser un poco cansador: imposible bajar al centro sin encontrarse con un desfile (y con calles cortadas a la circulación, incluso la de los peatones...). Y para turistas no iniciados a las diferencias culturales interétnicas y a los significados de los bailes tradicionales, es triste de decir pero muy rápidamente tuvimos la impresión que todas se parecen.

¡Entre los mejores recuerdos del 25 están la « feria del chocolate », la del chorizo, así como los fuegos artificiales en el estadio! La del chocolate nos hizo bien porque no es nada fácil encontrar buen chocolate aquí. Y además la feria fue la ocasión de descubrir un cereal andino poco exportado: el amaranto. Algo similar a la quínoa, se encuentra en bebidas, sopas, o también como base de deliciosas barras de chocolate. La feria del chorizo tuvo lugar en las alturas de Sucre, en el mirador del cual ya he debido hablar. Al programa/menú: chorizo, cervezas, y conciertos. Consistente como desayuno dominical, pero tan rico…

En la noche, un concierto fue organizado en el estadio. Fuimos demasiado tarde cómo para conseguir sitios frente al escenario donde tenían lugar los conciertos (el cual daba la espalda a los tres cuartos del estadio…). Extrañamente, a pesar de que no veíamos el concierto y que la mitad del estadio estaba en la oscuridad, los escalones estaban llenos de gente! Una cosa es segura: en lo referente a la seguridad, ésta dejaba mucho que desear (permitir que un estadio entero esté lleno mientras no se ve a más de un metro, me pareció loco)…

De todas formas nos quedamos lo necesario para admirar unos fuegos artificiales memorables, ¡los más peligrosos y por ello más bonitos que jamás había visto! Los fuegos despegaban de en medio del terreno, adonde se podían divisar las sombras de los técnicos que corrían con antorchas encendidas en la mano, entre los humos y los petardos ¡Parecía de verdad una escena de guerra! Los fuegos explotaban encima del público sobre el cual, luego, bajaban las cenizas de los cohetes. Personalmente, no recibí nada, ¡pero tuve un buen incremento de adrenalina!

Hace falta que les diga también que dos días antes había realizado uno de mis más grandes deseos: ver a Evoooo (Morales, el presidente de Bolivia, para los incultos). Él estaba en visita oficial en Ravelo, un pueblito a 3horas de Sucre, para rendir homenaje a los héroes de la independencia de Bolivia ¿Por qué Ravelo? Por una parte porque es allá donde nació Juana Azurduy, una india que encabezó los movimientos de guerrilla contra los españoles en 1816. Por otra parte, porque dada la poca consideración que le confieren los habitantes de Sucre, es preferible que no venga a la ciudad misma (los sucrenses le hacen responsable de la pérdida de la « capitalia plena » así como de la muerte de dos habitantes durante los motines que tuvieron lugar en Sucre el ante año pasado).

Tuve mucha suerte de poder ir allá porque conseguí obtener un lugar al ultimo momento en el pequeño camión rentado por los miembros de Ñanta para la ocasión. Su director me había confirmado el día antes que iba a guardar sitios para Charlotte y yo, pero al momento de salir, se dieron cuenta de que el bus era demasiado pequeño como para que cupiéramos todos. Los de Ñanta decidieron dar prioridad a su gente y nos devolvieron el dinero de los pasajes diciéndonos que nos fuéramos. Yo tenía pánico frente a la idea de no ir. Por suerte, las dos Charlotte, que sabían hasta qué punto este viaje contaba para mí, insistieron para que me dejaran subir por lo menos a mí. Ellas, en cambio, se quedaron en la vereda… Nunca podré agradecerles lo suficiente por su gesto.

Desde este episodio, y aunque el viaje con ellos haya resultado bien, prefiero evitar a la gente de Ñanta. Siento al seno de este centro una atmósfera especial. El centro vive del dinero de unos extranjeros y del trabajo de voluntarios con los cuales las relaciones son ambivalentes. A veces se siente que los « ñanteños » tienen ganas de compartir con los extranjeros, y en otros momentos dejan entender a los voluntarios internacionales que siempre permanecerán extranjeros. Por ejemplo, cada vez que el profesor de cultura viene a hablar conmigo, es para decirme que yo no puedo entender lo que me dice porque no nací en Bolivia. Sin importar el origen que tengan, odio a la gente que venera su cultura hasta despreciar la de los demás…
Es importante amar su cultura y ser orgulloso de ella. Eso es, entre otras cosas, lo que permite intercambiar puntos de vista con los demás. Pero si me gusta cuando un boliviano me explica o alaba los meritos de tal o cual tradición, no me gusta que cuando lo hace intente demostrar la superioridad de su cultura. En mi opinión, ninguna cultura vale más que otra ¡Es tomando conciencia de la diversidad, que uno viene a relativizar sus propias creencias y se vuelve más tolerante!

¡En todo caso Ravelo fue genial! En la mañana, al salir de la sala donde habíamos pasado la noche, cuenta no fue nuestra sorpresa al ver el patio de la escuela lleno de soldados en pleno ensayo. Con sus uniformes verdes, amarillos, o rojos, parecían haber salido directamente de un dibujo animado. Hasta fui a Internet para comparar sus uniformes con los de los soldados franceses durante la primera guerra mundial… y no queda duda: ¡hay mucha similitud! Francia ha tenido mucha influencia en Bolivia, en particular sobre su construcción como nación, y no sería extraño que los militares se hubieran inspirado de uniformes franceses para crear los suyos.

¡Evo Morales llegó al mediodía en helicóptero! Después de haber pasado revista a las tropas, se subió al escenario para observar al desfile organizado en su honor. El desfile valía la pena porque además de los cuerpos profesionales « habituales » (médicos, maestros, estudiantes de todos tipos…), ¡había también muchos campesinos venidos de toda la región para desfilar delante de su presidente! Vestidos de forma tradicional, desfilaron al son de los sicuris y otros instrumentos andinos. Algunos alzaban la wiphala, la bandera de los pueblos indígenas.

Después de los desfiles, Morales hizo un largo discurso muy emocionante donde fustigó al neoliberalismo y dio cuenta de los avances de sus reformas. En un pequeño pueblo como Ravelo, se traduce por la llegada de un tractor o la construcción de nuevas infraestructuras… esas pueden parecer pequeñas cosas pero allá vale más que todos los discursos.
La semana siguiente llegaba Bruno que empezaba sus seis meses de viaje por América latina con unos días conmigo. Fui a buscarle a La Paz y decidimos pasar el fin de semana allá. Nos alojamos en casa de Daniel, él que había alojado a Mickael, Assia, Charlotte y yo a nuestra llegada a Bolivia hace dos meses y medio. Nos recibió de nuevo como reyes. Volvimos a hablar de software libre y terminó por convencerme de instalar Ubuntu en mi computador. Me falta aprender a utilizarlo, pero estoy motivada (sólo estoy esperando tener Internet en mi cesión Ubuntu para dejar de volver a Windows cada vez que quiero conectarme).
El fin de semana estuvo bien. El viernes paseamos en el barrio mercantil de La Paz (calles y calles llenas de mercancías de todo tipo y de alimentos nuevos para probar). Por fin fuimos al « mercado de las brujas », la parte donde se encuentran las tiendas de pociones, amuletos y otros remedios extraños para resolver todo tipo de problemas (desde la cirrosis hasta la pena de amor… ¡todo se cura!). Desgraciadamente (o por suerte), no compramos nada mágico ¡Lo único que adquirimos fue un pequeño llavero en forma de gorro peruano, para que la dueña de la tienda nos dejara tomar una foto!

Casi lo olvido: ¡en el camino del mercado, nos encontramos con un club de tenis de mesa! No pude resistir en entrar… e hice bien: su responsable nos invitó a volver el día siguiente para participar de un torneo. Volvimos en la tarde y nos encontramos cada uno en un grupo de cuatro o cinco jugadores. A pesar de que fuimos eliminados desde la primera vuelta, aquellos simpáticos jugadores nos invitaron a volver a visitarles, y dada su acogida, pienso mucho en aprovechar mis días en La Paz la próxima semana para jugar unos partidos con ellos.

El domingo por la noche tomamos el bus para Sucre donde llegamos el lunes, día del cumpleaños de Bruno y de mi taller de cocina con las mamás. En Bolivia, según la tradición, el que cumple debe sumergir la cara en un gran pastel de crema, y yo había prometido a las mamás iniciar Bruno en la tradición durante el taller. Francamente, puedo decir que honró la tradición (hasta lo hizo mejor que un verdadero boliviano porque puso toda su cara en el pastel. Ahora bien, he aprendido que la mayor parte del tiempo los bolivianos no remojan más que su boca).
Mañana empieza el fin de semana y vamos a acampar con amigos al cráter de Maragua, un « hueco perdido » en las montañas a unas horas de autobús y caminata de Sucre. Luego, el próximo martes, volveremos a La Paz. De allá, Bruno irá en dirección de Perú, donde debe encontrarse con un amigo, y yo tomaré un bus para Arica, en Chile, donde tengo que juntarme con Cristian y Macarena, dos amigos chilenos que encontré el primero en Salamanca en Erasmus hace cuatro años, y la otra en Bilbao el año pasado cuando trabajaba en el consulado de Francia. Lo previsto: playas, visitas, reencuentros, y luego partida para La Paz, ciudad que quieren visitar sin falta! Pequeño problema: todavía no sé si voy a poder dejar Bolivia porque mi pasaporte lo tienen los de la migración, y han previsto guardarlo dos meses, el tiempo necesario para editar mi visa. He presentado una solicitud excepcional de préstamo de pasaporte ante los servicios migratorios pero no sé si vaya a funcionar… ¡todo dependerá de la buena voluntad de los aduaneros en La Paz! A lo peor, me quedaré en La Paz y esperaré tranquilamente a Macarena y Cristian en casa de Daniel…

Bueno…Como pueden darse cuanta (y aunque empezó a hacer frío estos últimos días), ¡todo sigue yendo a pedir de boca bajo el sol de Sucre, y parece que va a continuar!
Muchos besos a todos. Cuídense
Marionnetta

2 commentaires:

  1. Ah cela fait plaisir d'avoir des nouvelles de la bolivie, de Sucre surtout ou il fait bon vivre...
    Suis nostalgique de ce pays. Profitez bien!
    http://kitchencrise.blog.mongenie.com/

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  2. Me parece interesante su experiencia, sobre todo el hecho de conocer Bolivia y que esa sea una experiencia que te imprime huella en tu vida..y rescato el hecho de tu pasión por Evo Morales "Presidente de Bolivia"
    Pero que te parece la inversión de situaciones, los niños que vienen a Ñanta son migrantes de la zona de Chuquisaca y del norte de Potosi...quechua hablantes... que vienen de la zona rural de Bolivia, que imagino tu lo conoces, porque... claro es tu experiencia de vida que te hace recorrer Bolivia....
    Da la casualidad que un niño trabajador que ha trabajado desde pequeño y ve a un presidente indigena, igual que él....Es lógico que este niño y adolescente,quiera verlo de cerca, porque la historia de Bolivia ha relegado a los indigenas desde más de 500 años....Por eso, no crees coherente dar preferencia en este micro a este niño migarnte trabajador para que vea a Evo Morales....que esa oportunidad es única y mejor darle la oportunidad a él en este micro!!!!!
    Total en tu recorrido por Bolivia, imagino que tu lo volveras a ver a Evo Morales......

    Peor es lógico dar prioridad a Un Niño y adolescente de Ñanta....
    Recordarte que no soy partidario de ningun partido pólitico...pero en temas de sueños de niños que pocas veces tienen acceso a cossa que tu tienes, yo preferiria dar mi asiento en el micro a él.....y dejar mi egoismo a un lado.

    Juan carlos Dávila

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