vendredi 24 juillet 2009

Visita de mi madre a Sucre... y de las minas de Potosí

Mi madre, Maria Cristina, y sus dos amigas, Claudine y Pascale llegaron a Sucre el sábado 4 de julio en la mañana, cansadas pero contentas : su viaje en avión y su noche en Santa Cruz habian transcurido bien.

Al día siguiente de su llegada teníamos previsto ir al mercado de Tarabuco. Después de 1h30 de autobus al medio de los valles que rodean Sucre, llegamos a Tarabuco, pequeño pueblo famoso ante todo por su mercado dominical donde los tarabuqueños venden sus textiles y otras piezas de artesania. Los Tarabuqueños, y los habitantes de los pueblos Jallkas en general, son conocidos por sus tejidos. La realización de una tela necesita varios meses y pide tener una paciencia demencial. Los indígenas siguen tejiendo en sus telares manuales tradicionales. Amarran a la vertical centenas de hilos entre los cuales luego pasan otros hilos, que darán uno u otro color al tejido según si pasan encima o abajo (no muy fácil de explicar, disculpen...). La mayor parte del tiempo, tejen con la lana de sus cabras, llamas o alpacas ! Es un trabajo de hormiga!


Los tejidos típicos de los tarabuqueños son rojos y negros y representan criaturas del subsuelo, completamente imaginarias o inspiradas por la realidad. Aproveché este domingo de compras a Tarabuco para comprar unos tejidos que tengo prisa enseñarles!


La semana siguiente, como no habia podido pasar mucho tiempo con mi madre y sus amigas a principios de semana a causa de mis talleres, tomé el jueves y el viernes para acompañarlas a Potosí. Cuando llegamos allá, el jueves por la noche, tuvimos suerte : la primera agencia en proponer la visita de las minas nos convenció. Nos propusieron una visita en francés et una tarifa especial para Claudine y mi madre que no querían entrar a la mina y se contentaron con una visita exterior.


José Luis, nuestro guía, un boliviano con un nivel de francés notable (sobre todo para alguien que lo ha aprendido sólo), estuvo irreprochable! Nos llevó primero al “mercado de los mineros”, donde ellos compran los productos que les permitirán aguantar todo el día al fondo de la mina : hojas de coca, alcohol a 96°, soda, cigaros... ¡y dinamita! Los mineros compran también un trozo de « catalizador », pasta que mezclan con las hojas de coca en su boca para darles más sabor y facilitar la absorción de su jugo. Los catalizadores son fabricado a partir de cenizas de quinoa, o también de maíz. Existen varios sabores según lo que se le añade : papas, anís, plátano... En lo que me concierne, prefiero masticar la hoja de coca “al natural” (¿Pero quién dijó que la coca sóla tenia un sabor malo?), quizás no he encontrado todavía el catalizador de mis sueños.


Una vez comprados los regalos para los mineros (dinamita y soda), Pascale y yo nos pusimos nuestros vestidos de mineros : botas de goma, pantalón y chaqueta amarillos de plástico, así como un casco y una lámpara frontal. En Potosí los turistas que visitan las minas parecen salir del libro Germinal. Deambulan en medio de verdaderos mineros en pleno trabajo en un atavío de turista un poco ridículo (pero, hace falta decirlo, bien útil una vez en la mina). Por más que hice como si estuviera cómoda, pasada la puerta del vestuario, afuera el choque con la realidad fue duro.


Luego, tomamos la ruta del Cerro Rico, la montaña cuyos preciosos minerales le dieron renombre a Potosí. Por más que culmina a 4800 metros, desde el inicio de su explotación, 400años atras, el cerro se hundió al menos 200 metros. Sin embargo, hoy día la actividad minera es netamente inferior a lo que ha podido ser en el pasado, cuando la montaña rebosaba de plata y de estaño. Hoy día, el Cerro Rico no es explotado más que por su zinc, que constituye el 80% del mineral extraido.


Mientras Claudine y mi madre nos esperaban fuera, Pascale y yo fuimos a seguimos a José Luis en las galerías estrechas, fangosas y oscuras del cerro. De mi primera visita de las minas, hace unos años, habia guardado el recuerdo particularmente agotadora. Con Caroline, habíamos bajado varios niveles hasta las galeráas más cálidas. Era dificál respirar, estaba oscuro, hacía falta tirarse hacia la pared cada vez que pasaba una vagoneta, nos golpeabamos con el techo... me acuerdo sobre todo que después de los primeros minutos, sólo pensaba en una cosa : ¡volver al aire libre! Esta vez la visita fue más “soft” porque nos quedamos en el nivel al cual entramos y pasamos solamente una hora adentro. Pascale, no muypas tres rassurée au depart, no se arrepintió de haber venido : pudimos charlar con los mineros y José Luis contetó todas nuestras preguntas.


Aquí viene, en desorden, lo que nos contó :


Hoy día la población de Potosí se elevaba a 150 000 habitantes. El año pasado, 15000 mineros trabajaban en las minas, es decir un décimo de la población total. Este año, los filones se han enrarecido y los mineros en actividad ya no son más de 4500. De los 10 000 restantes, muchos se han reciclado en la construcción, a veces definitivamente, a veces esperando que les puedan dar un filón que seguir (cada minero sigue un filón hasta que se agote (el filón...no el minero... aunque se puede decir que el minero también ya que su esperanza de vida es de 55 años...))!


Todos los mineros pertenecen a una cooperativa , la cual reparte los filones, fija, (según el tamaño del filón?) la duración de los contratos y determina el precio de venta del mineral a las refinerías ¡ La afiliación a una cooperativa cuesta al minero entre 600 y 700 dólares! Todo nuevo minero deben invertir un capital inicial para comprar su materiel y sus herramientas de base (cincel, martillo, lámpara, uniforme, botas...).


Antes de que las cooperativas fueran las unicas administradoras del trabajo en la mina, habián mineros estatales. Pero en 1985, cuando el mineral empezaba realmente a enrarecerse, numerosas minas se cerraron y todos los mineros estatales fueron despedidos. Cuando la actividad se reemprendió, las cooperativas tomaron el relevo del estado.


Potosí fue fundada en 1545, después de que los españoles descubrieron el Cerro Rico y su plata. Las venas de platas eran de tal calidad que las minas de Potosí no tardaron mucho en convertirse en las más productivas del mundo. Fueron la principal fuente de riqueza del Emperio español por más de dos siglos, hasta el fin de la colonia. Pero luego, otros empresarios extranjeros llegaron y se encargaron de continuar la explotación de las minas y al mismo tiempo de la población autóctona.


A pesar de su dificíl situación geográfica (la altura, el frío, la falta de oxigeno, la aridez de los suelos...), la ciudad se desarrolló hasta convertirse a finales del siglo XVIII en la ciudad más grande de toda America latina, y en una de sus más ricas. Pero la decadencia llegó rápido : a principios del siglo XIX, la producción de plata empezó a bajar. Fue gracias a la extracción del estaño que la actividad minera se mantuvo. El día de hoy, las minas siguen funcionando sobre todo gracias al zinc . Sin embargo, es importante acordarse que 90% de la plata del Imperio español durante la colonia provino de Potosí.


En la actualidad, a diferencia de las antiguas minas estatales donde los mineros benefícián de herramientas un poco más modernas, las minas gestionadas por las cooperativas siguen funcionando igual que durante la colonia. Csa minero extrae el mineral a mano, con herramientas rudimentarias (cincel y martillo principalmente). La perforación de las galerias depende de la orientación de las nuevas venas, que los mineros siguien hasta haber extraído todo el mineral. Este modo de explotación explica el aspeto laberíntico del interior de la mina. El unico orden se refiere a los niveles o plantas. Como el Cerro mide más de 500metros de altura, existen muchisimas entradas (200 según Jose Luis), situadas a diferentes alturas. Las galerias y los pozos sólo los sostienen vigas de madera, y los principales acidentes en la mina son causados por los derumbes (no hay gas inflamable, y entonces no hay riesgo de grisú, ¡uf!).


Los mineros trabajan en promedio entre 10 y 12 horas cada día y ganan entre 1000 y 1800 bolivianos por mes (entre 100 y 180€).


Aquí tienen las informaciones básicas. No voy a extenderme sobre el periodo de la colonia y el trabajo forzado de los indígenas (muertos por docenas de miles en las minas) : los que estan interesados encontrarán facilmente informaciones en Internet (o me mandaran sus preguntas).


Después de la visita de las minas, fuimos a descansar, y luego me regresé a Sucre donde me esperaba un fin de semana bien ocupado. Con motivo del cumpleaños de Coline y Charlotte, habíamos rganizada una fiesta en casa. A pesar del fracaso de mi torta de plátano y mi motivación a media asta, la noche fue un éxito. Felix, un chileno apasionado por la musica, vino con su guitarra y tocó una buena parte de la noche. Por lo cual una vez más me transformé en autista y pasé una buena parte de la noche aprovechando del concierto... aproveche también para inaugurar la « pulsera-musical » que habia comprada en Tarabuco una semana antés. Está adornado con zuecos de cabra que se entrechoquan cuando uno agita la muñeca! Muy práctico para marcar el ritmo sin que se escuche demasiado.


El martes y el miércoles siguientes, habíamos decicido organizar una feria Educativa en la Casa de la Cultura, a fín, entre otras cosas, de que Coline y Charlotte que están por irse, presentan los resultados de sus talleres ¡ Todo transcurrío a la perfección ! Aquí viene un pequeño artículo que he escrito para el sitio web de Ayni donde cuento el evento:


Una feria exitosa para Ayni


El martes y el miércoles de esta semana, Ayni organizó una gran feria Educativa en la Casa de la Cultura de Sucre. Después de varias semanas de preparación, los miembros de la asociación fueron recompensadas por el éxito de ella que atrajo numerosos visitantes.


Durante dos días, la Casa de la Cultura se llenó de niños, padres y otros curiosos por descubrir las actividades de la Asociación. Todos tuvieron la oportunidad de probar los juegos de Ayni, entre los cuales había algunos nuevos, creados por los voluntarios. La gente pudo descubrir las manualidades realizadas por los niños y probar los platos preparados por las madres de Mesa Verde. Fue la ocasión para cada voluntario de presentar los resultados de sus talleres, y para los niños y las madres de descubrir la amplitud del trabajo realizado en los últimos meses!


El patio apenas bastó para recibir todo el evento. Las casetas estaban dispuestas alrededor del corredor y los voluntarios repartidos entre ellas según su actividad.


Apostadas en la entrada, Nelly y Elodie (cuando no estaban atendiendo a periodistas) acogían a los visitantes y hacían descubrir los juegos didácticos creados por Ayni : la lota, el 4x4, el tangram…


Un poco más allá, Assia, Mickael, Zulma y Melby hacían visitar la exposición de las manualidades realizadas con los niños. Desde los comics de Assia y las flores-reciclables de Mickael hasta los objetos en papel de Zulma y las cerámicas de Melby, las obras se ostentaban en no menos de seis mesas.


Las mesas siguientes recibían al taller de cocina y venta de comida de Coline y Marion. En la mañana, desde las 10, los niños de Sica Sica y Villa Armonia estaban presentes para cocinar crumbles y venderlos ¡Para su gran felicidad, las galletas y crumbles tuvieron un éxito mayor! En la tarde, los aprendices de cocinero daban el lugar a las mamás de Mesa Verde, encargadas de preparar algunos de los platos descubiertos en los talleres. Les salió de maravilla ya que no sobró nada del api, de los pasteles de queso, de los gratines de coliflor, de los pasteles, de las ensaladas de frutas y de las pizzas. Mientras degustaban sus platos, los visitantes podían descubrir los secretos de cocina de las madres echando un ojo sobre el recetario y las fotos del taller.


A unos metros, extrañas frutas y verduras con patas esperaban a los visitantes. Con sus ojos grandes y sus colores vivos, las esculturas de vegetales llamaban mucho la atención. Los que tenían más curiosidad podían acercarse y descubrir sus nombres y sus historias: Mika la papa, Rodrigo el pepino, Johnny el maní…


A lado de las verduras estaba el rincón “ludoteca” de Géraldine. Había dispuesto en el suelo mantas, almohadas y… un montón de juegos. Ellos fueron tomados por asalto por los niños que pasaron varias horas en compañía de los voluntarias quienes no paraban de repartir cartas.


En la gran mesa, Magalí y Charlotte R enseñaban a los niños (y a sus padres) los juegos didácticos de Ayni. Mientras unos se deslomaban en resolver lo más rapido que podían las operaciones del 4x4, los otros se concentraban para recordar el emplazamiento de las cartas del « Memory de Bolivia».


Al mismo tiempo, unas mesas más allá, Coline proseguía las partidas del « juego de las siete familias de los departamentos de Bolivia ». En la versión del juego inventada por Ayni, cada familia coresponde a un departamento, con su baile, su escudo, su especialidad culinaria, su bandera, su fecha aniversario y su animal emblemático !


Los dos días fueron puntuados por las funciones de títeres de Lucas, cuyos preciados talentos de payaso hicieron una vez más reir los niños a carcajadas.


Miércoles, cuando la noche empezó a caer, el momento de closurar y desmontar la feria había llegado. Con un vaso de cidra en la mano, Nelly agradeció a todos los participantes y brindó al éxito de esta… y de las proximas ferias !


En lo que me concierne, esta feria me permitió hacer un balance de los tres primeros meses de mi voluntariado. A pesar de tener la sensación de escasez de tiempo para preparar tanto como quisiera mis talleres ( en particular las intervenciones teóricas ante las madres), estoy muy contenta. La mejor prueba del éxito de mis talleres fue la motivación de las madres durante la feria. Un poco estresadas el lunes al pensar que deberían cocinar sólas platos que habían visto hacer una sola vez, les salió de maravilla. No sé todavía si recolectaron mucho dinero, pero no lo perdieron, eso es lo más importante.


En cuanto a mis otros talleres, después de varios días estresada por no acabar a tiempo los vegetales de papel maché que había empezado con los niños de Urkupiña, ¡qué alivio verlos expuestos! La gente los encontró bien logrados... y yo también!


Ahora, estoy pensando en nuevos talleres para el mes de septiembre. Para no hacer sólo talleres de cocina, me gustaria poner en marcha un taller de macramé (realización de pulseras, collares, y otras bisuterías) con los niños. Voy a tener que capacitarme antes... pero estoy muy motivada. Querría también empezar un taller de pastelería con los adolescentes de Urkupiña, jóvenes en plena edad rebelde, no siempre fáciles de dirigir, pero llenos de ánimo cuando se les propone actividades. Aparte de los campamentos de esqui, nunca he trabajado con adolescentes... ¡es ahora o nunca!


Y de aquí hasta septiembre, ¿que planes? Los quince primeros días de agosto los voy a dedicar a mi proyecto de regreso a Francia (que consiste en la organización de un pequeño festival sobre el tema de Bolivia, con exposición de fotos, proyección de documentarios y organización de un concierto de música boliviana en Lille). Charlotte y yo estamos todavía en la etapa de redacción del expediente... pero esta tomando forma! Les daré más detalles en el próximo mensaje...


Luego, tomaré vacaciones. He tomado los quince últimos días de agosto para partir al descubrimiento de Chile, un viejo sueño... Charlotte y Charlotte estaran en el viaje, así como Marie que acaba de llegar a América latina. Tenemos previsto bajar la panamericana hasta Santiago en coche de locación... ¡un road trip más que prometedor!

Voilà voilà, eso es todo para hoy!

Un beso grande a todos.

Chao

Marión


lundi 20 juillet 2009

Visite de maman... et des mines de Potosi

Maman, Claudine et Pascale (les deux amies qui l'accompagnaient dans son voyage) sont arrivées a Sucre samedi 4 juillet au matin, fatiguées mais contentes : leur voyage en avion et leur nuit a Santa Cruz s'étaient bien passés.

Le lendemain de leur arrivée nous avions prévu d'aller au fameux marché de Tarabuco. Apres 1h30 de bus au milieu de magnifiques vallées, nous sommes donc arrivés a Tarabuco, petit village célebre avant tout pour son marché du dimanche ou les tarabucos viennent vendre leurs textiles et autres pieces d'artisanat. Les Tarabucos, et les habitants des villages Jallkas en general, sont réputés pour leurs textiles. La realisation d'une etoffe prend souvent plusieurs mois et demande une patience dementielle. Les indiens tissent sur leurs metiers traditionnels. Ils accrochent a la verticale des centaines de fils entre lesquels ils passent ensuite d'autres fils, en prenant soin de passer au dessus ou en dessous des fils verticaux selon la couleur qu'ils veulent obtenir (pas facile a expliquer, desolée...). Ils tissent avec de la laine de chevre, de llama, ou d'alpaga. Un vrai travail de fourmi.

Les tissus typiques des tarabuqueños sont rouges et noirs et représentent des creatures du sous-sol, imaginaires ou inspirées de la réalité. J'ai profité de ce dimanche de shopping a Tarabuco pour acheter quelques tissus : j'ai hate de vous les montrer!

La semaine suivante, comme je n'avais pas pu passer beaucoup de temps avec mamans et ses amies au début de la semaine a cause de mes ateliers, j'ai pris mon jeudi et mon vendredi afin de les accompagner a Potosi. A notre arrivée la bas le jeudi soir, nous avons eu de la chance : la premiere agence a proposer la visite des mines dans laquelle nous sommes entrées nous a convaincu. On nous a proposé un guide en francais et un tarif special pour Claudine et maman qui ne voulaient pas entrer dans la mine (et se sont contentées d'une visite extérieure).

Jose Luis, notre guide, un bolivien au niveau de francais remarquable (surtout pour quelqu'un l'ayant appris tout seul), a été irréprochable! Il nous a d'abord emmené au “marché des mineurs”, ou ces derniers achetent les produits qui leur permettront de tenir toute la journée au
fond de la mine : des feuilles de coca, de l'alcool a 96°, du soda, des cigarettes... et des batons de dynamite! Les mineurs achetent egalement un bout de “catalyseur”, pate qu'ils melangent aux feuilles de coca dans leur bouche, pour leur donner plus de gout et faciliter l'absorption de leur jus. Les catalyseurs sont fabriqués a partir de cendres de farine de quinoa, ou encore de mais. Il existe différentes saveurs selon ce qu'on y ajoute : pomme de terre, anis, banane... En ce qui me concerne, je prefere macher la feuille de coca “nature” (mais qui a dit que la coca seule avait mauvais gout?), peut etre n'ai-je simplement pas envore trouvé le catalyseur de mes reves.

Une fois les cadeaux pour les mineurs achetés (de la dynamite et du soda), Pascale et moi sommes allées enfiler notre combinaison de mineur: bottes en caoutchouc, pantalon et veste jaune en plastique, ainsi qu'un casque et une lampe frontale. A Potosi les touristes qui visitent les mines semblent tout droit sortis de Germinal! Ils deambulent au milieu de vrais mineurs en plein travail dans un accoutrement de touriste un peu ridicule (mais, il faut le dire, bien utile une fois dans la mine). J'ai eu beau faire comme si j'etais a l'aise, passée la porte du vestiaire, le choc avec le dehors fut rude.

Ensuite, nous avons pris la route du Cerro Rico, la montagne dont les precieux minerais ont fait la
renommée de Potosi. Il a beau culminer a 4800 metres, depuis le début de son exploitation, il y a 400ans, le cerro s'est afaissé d'au moins 200 metres. Neanmoins, aujourd'hui l'activité miniere est nettement inferieure a ce qu'elle a pu etre dans le passé, quand la montagne regorgeait d'argent et d'etain. Aujourd'hui, le cerro rico n'est plus guere exploité que pour son zinc, qui constitue 80% du minerai extrait.

Claudine et maman sont restées a l'exterieur de la mine pendant que Pascale et moi suivions Jose Luis dans les galleries etroites, boueueses et sombres du cerro. De ma premiere visite des mines, il y a quelques années, j'avais gardé un souvenir particulierement eprouvant. Avec Caroline, nous étions descendues plusieurs niveaux sous terre, jusqu'aux galleries les plus chaudes. Il etait difficile de respirer, il faisait noir, il fallait se jeter contre les murs chaque fois qu'un wagonnet passait, on se cognait sans arret au plafond... je me souviens surtout que passées les premieres minutes, je ne pensais qu'a une chose : retrouver l'air libre! Cette fois ci la visite a été plus “soft”car nous sommes restés au niveau auquel nous étions entrés et n'avons passé qu'une heure a l'interieur. Pascale, pas tres rassurée au depart, n'a pas regretté d'etre venu : nous avons pu discuter avec les mineurs et Jose Luis a répondu a toutes nos questions

Voila, en vrac, les quelques données que j'ai retenues :
Aujourd'hui la population de Potosi s'eleve a 150 000 habitants. L'an dernier, 15000 mineurs travaillaient dans les mines, c'est a dire un dizieme de la population de la ville. Cette année, les filons se sont rarefiés et les mineurs en activité ne sont plus que 4500. Des 10 000 autres, beaucoup se sont reconvertis dans le batiment, parfois definitivement, parfois en attendant qu'on leur donne un nouveau filon a exploiter (chaque mineur suit un filon jusqu'à ce qu'il s'epuise (le filon hein...quoique le mineur aussi... la moyenne d'age des mineurs est de 55 ans))!

Les mineurs appartiennent tous a une cooperative, laquelle répartit les filons entre ses affiliés, fixe (selon la taille du filon?) la durée des contrats et détermine le prix de vente du minerai aux entreprises de raffinage. L'affiliation a une cooperative coute au mineur entre 600 et 700 dollars! Tout nouveau mineur doit donc investir un capital de départ, puis s'acheter son materiel et ses outils de base (burin, marteau, lampe, uniforme, bottes...).

Avant que les cooperatives soient l'unique administrateur du travail dans la mine, il y avait des mineurs d'Etat. Mais en 1985, quand le minerai commencait vraiment a se faire rare, de nombreuses mines ont fermées, et tous les mineurs d'Etat ont ete remerciés. Quand l'activité a repris, c'est le systeme des cooperatives qui a predominé.

Potosi a été fondée en 1545, apres que les espagnols aient decouvert le Cerro Rico et son argent.
Les veines d'argent etaient d'une qualité telle que les mines de Potosi n'ont pas tardé a devenir les plus productives du monde. Elles furent la principale source de richesse de l'Empire espagnol pendant plus de deux siecles, jusqu'a leur déclin.
Malgré sa situation geographique difficile (pas facile de vivre si haut, a cause du froid, du manque d'oxygene, de l'aridité des sols...), la ville s'est developpée pour se convertir a la fin du 18eme siecle en la ville la plus grande d'Amérique Latine, et en une des plus riches. Mais le declin ne tarda pas : des le debut du 19eme siecle, la production d'argent se mit a chuter. C'est ensuite grace a l'extraction de l'etain que l'activité miniere s'est maintenue. Aujourd'hui, c'est surtout grace au zinc que les mines continuent de fonctionner. Neanmoins, il est important de se rappeler que 90% de l'argent de l'Empire pendant la colonie provenait de Potosi!
Aujourd'hui, a la difference des anciennes mines d'Etat ou les mineurs beneficiaent d'outils un peu plus modernes, les mines gérées par les cooperatives continuent de fonctionner comme au temps de la colonie. Chaque mineur extrait le minerai a la main, avec des outils rudimentaires (burin et marteau principalement). Le forage des gallerie depend de l'orientation des nouvelles veines, que les mineurs suivent jusqu'a en avoir extrait tout le minerai. Ce mode d'exploitation explique l'aspect labyrinthique de l'intérieur de la mine. L'unique “ordre” se réfere aux niveaux ou étages. Le Cerro rico mesurant plus de 500 metres de hauteur, il existe énormement d'entrées (200 selon Jose Luis), situées a des altitudes differentes. Les galleries et puits ne sont soutenus que par des poutres de bois, et les principaux accidents dans la mine sont causés par les eboulements (pas de gaz inflammable a Potosi, donc pas de rique de grisou, ouf!).
Les mineurs travaillent de 10 a 12 heures par jour en moyenne et gagnent entre 1000 et 1800 bolivianos par mois (entre 100 et 180€).
Voila pour les infos de base. Je ne m'etend pas sur la periode de la colonie et le travail forcé des indiens (morts par dizaines de milliers dans les mines) : ceux que ca interesse trouveront facilement des informations sur internet (ou m'enverront leurs questions)!
Apres la visite des mines, nous sommes allées nous reposer, manger, puis vers 17h j'ai repris le bus pour Sucre ou m'attendait un week end bien chargé. A l'occasion de l'anniversaire de Coline et Charlotte, nous avions organisé une fete a l'appartement. Malgré ma “tarte a la banane” ratée et ma motivation en berne, la soirée a été plutot réussie. Felix, un chilien passionné de musique, est venu a la maison avec sa guitare et a joué une bonne partie de la nuit. J'ai donc une fois de plus « fait mon autiste » en passant une bonne partie de la soirée a l'écouter jouer... et j 'en ai profité pour inaugurer un petit bracelet-musical que j'avais acheté a Tarabuco une semaine plus tot. Il est orné de sabots de chevre qui s'entrechoquent quand on agite le poignet! C'est genial pour battre le rythme sans que ca s'entende de trop...

Le mardi et le mercredi qui suivaient, nous avions décidé d’organiser une feria Educativa a la casa de la cultura, afin, entre autre, que Coline et Charlotte qui vont bientôt partir, présentent le résultat de leurs ateliers. Tout s’est hyper bien passé ! Voila un petit article que j’ai ecrit pour le site d’Ayni ou je raconte l’événement ! :

Feria réussie pour Ayni

Pendant deux jours, la casa de la Cultura s’est remplie d’enfants, de parents, ou encore de badauds, curieux de découvrir les activités de l’association. Tous ont eu l’opportunité de participer aux jeux d’Ayni, de tester les derniers jeu crées par les volontaires, de découvrir les
travaux manuels réalisés par les enfants ou encore de goûter aux plats préparés par les mamans de Mesa Verde. C’était aussi l’occasion pour chaque volontaire de présenter les résultats de ses ateliers, et pour les enfants et les mamans de découvrir l’étendu du travail réalisé ces derniers mois!

Le patio suffisait tout juste à accueillir l’événement. Les stands étaient disposés tout autour de la cours et les volontaires répartis entre eux selon leur activité.


Postées a l’entrée, Nelly et Elodie (quand elles n’étaient pas occupées a répondre aux journalistes) accueillaient les visiteurs et faisaient découvrir les jeux didactiques crées par Ayni : la lota, el 4x4, el tangram…


Un peu plus loin, Assia, Mickael, Zulma et Melby faisaient visiter l’exposition des travaux
manuels réalisés avec les enfants. Des bandes dessinées d’Assia aux fleurs-recyclables de Mickael en passant par les objets en papier de Zulma et les céramiques de Melby, les œuvres s’étalaient sur pas moins de six tables !

Les tables suivantes accueillaient l’atelier de cuisine et vente de nourriture de Coline et Marion. Le matin, des 10h, les enfants de Sica Sica et Villa Armonia étaient sur place pour cuisiner et vendre ce qu’ils avaient préparé. Pour leur plus grand bonheur, galletas et crumbles ont remporté un franc succès ! L’après midi, les apprentis cuisiniers devaient laisser la place aux mamans de Mesa Verde, qui avaient décidé de préparer seules certains des plats découverts pendant les ateliers. Elles s’en sont sorties a merveille puisque de l’api, des beignets au fromage, des gratins de chou-fleur, des gâteaux aux yaourt, des salade de fruit et des pizzas… il n’est rien resté ! Tout en dégustant leur plat, les visiteurs pouvaient meme découvrir les secrets de cuisine des mamans en jetant un œil sur le livre de recette et les photos de l’atelier.

A quelques mètres, de drôles de fruits et legumes montés sur pattes attendaient sagement les visiteurs. Avec leurs grands yeux et leurs couleurs bariolées, les sculptures de végétaux attiraient les regards. Les plus curieux pouvaient meme s’approcher afin de découvrir les noms des végétaux et leurs histoires: Mika la papa, Rodrigo le pepino, Johnny le mani…

Juste a coté, Géraldine avait disposé sur le sol des couvertures, des coussins etttt… des tas de jeux de société. Le coin ludothèque a immédiatement été pris d’assaut par les enfants qui ont passé plusieurs heures en compagnie de Géraldine et Charlotte.C à enchaîner parties de cartes et jeux de plateau.

Sur la grande table qui suivait, Magali et Charlotte R faisaient découvrir aux enfants (et leurs parents) les jeux didactiques d’Ayni. Tandis que les uns s’échinaient a résoudre le plus vite possible les opérations du 4x4, les autres se concentraient pour retenir l’emplacement des cartes du « Memory de Bolivie ».

Pendant ce temps, quelques tables plus loin, Coline enchaînait les parties du « sept familles des neufs départements de Bolivie ». Dans la version du jeu inventé par Ayni, chaque famille correspond à un département, avec sa danse, son écusson, sa spécialité culinaire, son drapeau, sa fête anniversaire et son animal emblématique !

Les deux jours ont été ponctués par les
spectacles de marionnettes de Lukas, dont les précieux talents de clown ont une fois de plus fait rire aux éclats les enfants.

Mercredi soir, quand la nuit s’est mise à tomber, c’est que le moment était venu de clore la feria et de tout démonter. Aussitôt dit aussitôt fait : un verre de cidre a la main, Nelly a remercié tout les participants puis a trinqué a la réussite de la feria… et de celles qui suivront !


En ce qui me concerne, cette feria m'a permis de faire le bilan de mes trois premiers mois de volontariat. Malgré le sentiment de manquer de temps pour préparer autant que je voudrais mes ateliers ( notamment les interventions theoriques aupres des mamans), je suis quand meme tres contente. La meilleure preuve du succes de mes ateliers a été la motivation des mamans pendant la feria. Un peu paniquée lundi a l’idée de devoir cuisiner seules des plats qu’elles n’avaient vu faire qu’une seule fois, elles s’en sont tirées a merveille. Je ne sais pas encore si elles ont récolté beaucoup d’argent, mais elles n'en ont pas perdu, c’est le principal !

Quant a mes autres ateliers, apres plusieurs jours a stresser de ne pas finir a temps les vegetaux en papier mache que j'avais commencé avec les enfants d'Urkupima, quel soulagement de les voir exposées! Tout le monde les a trouvé plutot reussis... et moi aussi!



A present, je reflechis a de nouveaux ateliers pour le mois de septembre. Histoire de ne pas faire que des ateliers de cuisine, j'aimerai mettre en place un atelier de macramé (realisation de bracelet, collier, et autres bijoux en fils) avec les enfants. Il va falloir que je me forme avant... mais je suis motivée! Je voudrais aussi commencer un atelier patisserie avec les adolescents d'Urkupiña, des jeunes en plein dans l'age rebelle, pas toujours facile a gerer, mais plein d'entrain quand on leur propose des activités. A part les camps de ski, je n'ai jamais mené d'atelier avec des ados... c'est l'occasion ou jamais d'essayer!


Et d'ici septembre, quoi de prévu? Les quinze premiers jours d'aout vont etre consacrés a mon projet de retour en France (qui consiste en l'organisation d'un petit festival sur le theme de la Bolivie, avec expo de photos, projection de documentaires et organisation d'un concert de musique bolivienne a Lille). Charlotte et moi en sommes encore au stade de redaction du dossier du projet... mais ca prend forme! Je vous en parlerai plus en detail dans le prochain billet...

Ensuite, je prend des vacances! J'ai posé les quinze derniers jours d'aout pour partir enfin a la decouverte du Chili, un vieux reve... Charlotte et Charlotte seront du voyage, ainsi que Marie qui vient d'arriver en Amerique latine. Nous projetons de descendre la panamericaine jusqu'a Santiago en voiture de location... un road trip plus que prometteur!

Voili voilou pour les nouvelles! Je vous embrasse tous fort.
A bientot
Chao

Marion

dimanche 12 juillet 2009

De la ruta de la muerte al año nuevo aymara

24/06 Poco tiempo ha pasado desde mi ultimo mensaje. Sin embargo, tantas cosas han pasado desde su puesta en linea que no resisto las ganas de escribir uno nuevo. Además, desde esta mañana debo guardar cama a causa de una indigestión grave de pique a lo macho (para que entiendan de qué se trata, aquí viene una lista - no exhaustiva - de sus componentes: papas fritas, plátanos machos (fritos), cebollas (fritas), tomates, salchichas, chorizo, trozos de carne de ternera, huevos duros, el todo nadando en un jugo de cocción espeso y bien graso… Este plato es ciertamente el peor enemigo de los dietéticos bolivianos… (y ahora el mío también)). Para evitar detalles, sólo diré que es el tipo de plato menos agradable para regurgitar (pero desde una hora, estoy mejor: hasta acabo de engullir un plato de arroz blanco con un trozo de pan. Espero un output positivo de mi sistema digestivo¡ La respuesta vendrá en unos minutos mas!)…


Hoy voy a empezar por hablar del cráter de Maragua, donde Coline, Gaëlle y Michael (dos amigos franceses que trabajan también en Ayni), Bruno y yo fuimos hace ya dos semanas. Nos encontramos a las 9h un sábado por la mañana en un barrio periférico de Sucre. Según el « routard », mi “biblia de viaje”, de allá salían los buses para Chaunaca, un pueblito ubicado a 3h de caminata de Maragua y de su cráter
¡En lugar de bus, subimos a un camión de mercancías! Nos instalamos encima de la cabina del chofer, los pies a unos centímetros de los rostros de unos campesinos sentados debajo de nosotros, al medio de bolsas de cereales y otros productos agrícolas


En efecto, ¡la mayor parte del tiempo aquí los productos alimenticios son todavía encaminado hasta los pequeños pueblos a lomo de hombre (o de mujer)! ¡Los bolivianos son capaces de recorrer distancias impresionantes cargados como burros! (Pausita porque el arroz no pasa… voy a trocar el computador por un bacín y esperar. Veremos que pasa)


25/06: Desde mi mensaje de ayer, he zampado un trocito de kouign aman (delicioso pastel bretón preparado por Gaëlle), que he vomitado a la mitad de la noche. Y hoy un trozo de pan y un plátano, los cuales están todavía trancados en mi esófago. Como resultado, guardo la cama hoy día también, y aprovecho la ocasión para retomar mi relato...

Bueno, prosigo sobre el cráter

Unos minutos después de nuestra partida de Sucre, sorpresa: ¡una vaca se subió al camión! Varios minutos fueron necesarios para hacerla subir y reposarla mal que bien al fondo del remolque, pero luego no rechistó en todo el viaje. De mi lado, considerando lo duro que era para nosotros guardar el equilibrio en posición sentada, sufría al ver sus finas patas mantener apenas su cuerpo de pie (¡y todo eso para terminar en el matadero, que trágico, ¿no?!¡Pero a diferencia de los animales de ganadería industrial (almacenados durante toda su vida), está habrá pasado todos sus días al aire libre!)

Después de una buena hora y media de camión en estrechas rutas de montañas en zigzag, el chofer nos desembarcó en una intersección de donde salía el camino que buscábamos. Llenos de ánimo, nos pusimos a caminar.

En general, cuando uno se va de excursión en Bolivia, es muy difícil saber precisamente cuanto tiempo va a durar su caminata. Los habitantes tienen poca noción del tiempo y de las distancias. Aquel fin de semana, cuando preguntábamos a la gente cuanto tiempo restaba hasta Maragua, algunos respondían un cuarto de hora y unos metros más lejos otros decían « una hora » … Los campesinos saben cuantas curvas quedan antes de llegar a un pueblo, o qué hora es según la ubicación del sol, pero para algunos occidentales acostumbrados a datos exactos, puede parecerles muy aproximativo ! Al final una buena caminata nos esperaba ya que 4h fueron necesarias para llegar a Maragua (pensábamos necesitar 2h30 máximo). Llegamos allá hacia las 4h de la tarde, muertos de hambre y apresurados por encontrar un lugar donde acampar. El pueblo, con sus callecitas desiertas, su única tiendita (cerrada a nuestra llegada), y su iglesia deteriorada, se asemejaba a un pueblo fantasma. Situado al centro de un cráter gigante de orígenes oscuros (¿meteorito? ¿erupción volcánica? Cada uno tiene una versión diferente), sus habitantes viven de agricultura y ganadería Por eso tienen que ir regularmente a la ciudad para intercambiar sus productos por los otros productos de primera necesidad.


Después de otra media hora de vagabundeo en el pueblo buscando una buena alma para informarnos, acabamos por encontrar bonitas cascadas a unos pasos del pueblo. Decidimos acampar allá. Era tiempo porque la noche ya empezaba a caer! Dispusimos piedras en círculo y fuimos a recoger las escasas ramas que yacían en los alrededores para calentar la sopa de Gaëlle Al cabo de los preparativos, estábamos listos para una corta pero deliciosa noche junto al fuego, bebiendo sopa, singani y jugando al tarot. Pero ya a las 10 el frío había ganado intensidad y cada uno se puso en su bolsa de dormir.


El programa del día siguiente era muy incierto: algunos de los habitantes nos habían anunciado que una « reunión de trabajo » iba a tener lugar en el pueblo al medio día y que, por consiguiente, un camión para Sucre iba a salir en la tarde. En cambio, referente a su hora de partida, las versiones diferían mucho : ¿12h, 14H, 16H, 18H?… imposible saberlo! Como era nuestra única oportunidad de llegar a Chaunaca en transporte motorizado, estábamos determinados a esperar. A las doce, nos instalamos en la plaza de la iglesia. Varias horas pasaron. Hacia las 3, Coline, arriba de una cerca con un larga vistas en las manos, acabó por distinguir un vehículo aparcado en la plaza central. Efectivamente, era el camión que esperábamos pero sus chóferes estaban ocupados arreglando un neumático. Tuvimos que esperar una hora más. Salimos a las 5.


Lo que no imaginábamos, era que también el estado entero del camión dejaba que desear. Después de unos kilómetros, fue primero la caja de cambios que se embromó. Por suerte, unos arreglos (y tragos de alcohol para el chofer) más tarde, fue reparado y pudimos partir de nuevo.


Unas cuantas docenas de metros más allá, un neumático explotó. El chofer consideró inútil detenerse por algo tan pequeño (como los neumáticos van en pares, el segundo todavía funcionaba...). En el camión, el ambiente era un poco tenso: los blancos evacuaban el estrés haciendo bromas, los bolivianos rezaban en silencio para que éste enésimo trayecto Maragua-Sucre no fuera el último. Por suerte (o por milagro), llegamos sanos y salvo a Sucre, hacia las 20h, ¡cansados y hambrientos, pero muy contentos de este fin de semana tan emocionante!


Tres días más tarde, debía salir para Arica, en Chile, para reunirme con Cristian y Juan Luis, dos amigos, y pasar unos días de vacaciones con ellos. Como mi pasaporte estaba todavía entre las manos de la migración, Nelly había redactado para mi una carta dirigida a los servicios migratorios de La Paz a fin de obtener un préstamo excepcional de pasaporte ¡Mala suerte!: después de cuatro horas de espera frente a funcionarios muy poco cooperativos, me anunciaron que mi pasaporte no había llegado a La Paz y que no podían hacer nada por mí. Después de haberme enojado sólo lo necesario (en este tipo de lugar, es siempre mejor saber contenerse), recogí mis mochilas y me fui, rabiosa. Finalmente, mientras Bruno se iba a esperar a Olivier (uno de sus amigos), en Perú, me quedé esperando a Cristian y Juan Luís en La Paz. Cristian llego al día siguiente en la noche, y Juan Luís un día después


La semana en La Paz transcurrió realmente bien. Yo que creía conocer la ciudad, descubrí un montón de nuevos lugares y viví muchas nuevas experiencias. El hostal, para empezar, estaba a buena distancia del estruendo del centro, con flores y animales, me hizo bien. La bajada de la ruta de la muerte en bici, luego, resultó una experiencia inolvidable.


Por unos treinta euros, se le viene a buscar hasta su hostal a las 8 y se le conduce al comienzo de la larga bajada que lleva a Coroico (ciudad de los Yungas ya mencionada en el mensaje « Cocoroicooo »). Allá, después del desayuno, servido al borde de la carretera, cada uno se pone su equipamiento (un pantalón y una chaqueta de plástico, más un casco, y protecciones para los que pagaron un poco más (es decir no yo)). Luego, comienzan 3 buenas horas de bajada, primero en una ruta asfaltada durante una veintena de kilómetros, luego en un camino pedregoso que serpentea a la ladera de la montaña durante una cuarentena de kilómetros Los primeros metros, cada uno se agarra al manillar y abre los ojos como foros para no caer, pero luego aprende a amortiguar los choques y a tomar bien las curvas... y se acostumbra..


Como la única chica del grupo, puedo decir con orgullo que no me fue tan mal. Esta ruta, que era tomada por los camiones y los buses unos años atrás, contabiliza centenas de muertos (150 por año en promedio, o sea el equivalente de tres autobuses llenos…). Hoy día, a parte de los turistas más osados que no se dan cuenta del peligro y acaban por salirse de la ruta, los accidentes son escasos. La razón principal es que ahora los vehículos a motor toman otra ruta, mucho mejor acondicionada y por consiguiente menos peligrosa !

Llegamos todos sanos y salvo abajo, sudando en nuestros chalecos naranja, y sedientos por el cambio brutal de temperatura que se da durante la bajada (se llega a una zona tropical !). A la llegada, después de una última « foto-recuerdo » (que me parece tan divertida que no resisto las ganas de ponerla en linea…), la agencia nos dejo en un hostal con duchas, piscina y bufet. Claro, era muy agradable, aunque algo muy « arreglado » para mi gusto. Es que todas las agencias depositan sus « death-roadeurs » en el mismo hostal (con aspecto a club Med) y les entregan una polera estampada « Death Road Survivor » : no muy de mi estilo… En todo caso, a pesar del pasaje obligado por una agencia, creanme: bajar la ruta de la muerte en bici vale la pena ! No dudaría ni un segundo en volver a hacerlo!

Al día siguiente, mis dos compañeros y yo habíamos decidido ir a Sorata, un pueblito a dos horas y media de La Paz en dirección de Perú A mediodía, una vez completadas todas las formalidades administrativas, Cristian pudo ponerse al volante de la (inmunda) jeep dorada que rentamos para la ocasión (no quedaba otra disponible…). Tomamos la autopista en dirección de El Alto, pasaje casi obligado para salir de La Paz. En el camino, fue sorprendente no ver ningúna señalización (ni limite de velocidad), y, aún más asombroso, casi ningún otro vehículo. Pero solo fue llegando al peaje de El Alto que supimos el porque de esta ausencia temporal (de vehículos claro, no de señales): ¡ el bloqueo !

Una vez en el peaje, fue imposible pasar. Coches y camiones daban media vuelta unos después de otros. Un policía nos explicó la razón de esta huelga general : como el precio de los transportes públicos había aumentado, los habitantes de El Alto habían decidido manifestar su descontento bloqueando el acceso a la ciudad durante todo el día. Nos anunciaron que iba a durar hasta las 6 (hora de la puesta de sol). Dimos media vuelta, un poco shokeados por la noticia, y, decididos a no dejar desanimarnos tan rápidamente, nos pusimos a recorrer las calles de La Paz en busca de otro pasaje. Hacia las 4h, después de varios intentos, conseguimos entrar a El Alto por una vía indirecta. Fue mala idea porque no sabíamos que el bloqueo se había desplazado al interior de la ciudad. En las calles, unos coches daban vueltas desesperadamente en busca de una salida, pero no había nada que hacer : las calles estaban bloqueadas por piedras, llantas encendidas o bolivianos/as empecinados. Personalmente, no me sentía a gusto : yo, con mi cara de gringa (término peyorativo que designaba al principio los estadounidenses pero que se extendió a todos los extranjeros), al volante de una jeep dorada, perdida en El Alto bloqueado… mejores momentos he tenido. Hace falta saber que El Alto es el centro del antiimperialismo boliviano. En todas partes de la ciudad podemos leer eslóganes pro-Evo Morales (y contra la incursión de firmas extranjeras en la economía boliviana)

Finalmente, hacia las 17h30, cayendo la noche, decidimos bajar de nuevo a La Paz… y devolver el coche. Dada la peligrosidad de las rutas bolivianas, salir para Sorata tan tarde habría sido una locura.

Después de devolver el coche a la agencia (que por suerte nos hizo pagar un sólo día), nos aliviamos yendo al Valle de La Luna. Este valle, situado a una pequeña hora de micro (nombre dado a los transportes colectivos aquí: camiones de todos tamaños, antigüedad y nacionalidad, aunque ahora muchos vienen de China…) del centro de La Paz, lleva bien su nombre : se asemeja realmente a paisajes lunares. La erosión dio nacimiento a extrañas formas pedregosas entre las cuales se puede pasear. Me recordó mucho el Valle de la Muerte en San Pedro de Atacama en Chile : muy árido, muy desconcertante… ¡ Y muy bonito !

Miércoles por la noche, después de mis adiós a Cristian y Juan Luis que regresaron Chile, fui a instalarme a casa de Daniel donde debían reunirse conmigo tres días después Charlotte (que se había ido a escalar el Machu Pichu con los tres amigos bretones que dejaron Sucre unas semanas atrás), la otra Charlotte acompañada de Guillaume, su novio, de visita por unas semanas, Coline, Olga, así como Bruno y su amigo Olivier. Aproveché esos tres días de calma para trabajar sobre mis talleres y asistir a un ciclo de conferencias sobre los logros del proceso de cambio en Bolivia (reforma del Estado, reforma constitucional, nacionalización de los hidrocarburos, adaptación práctica del multiculturalismo…). El evento era organizado por la Alianza Francesa en colaboración con el Museo de Etnografía y Folclore. En consecuencia, varios investigadores franceses, de entre los cuales algunos me habían sido útiles en mi tesina sobre Bolivia hace dos años, estaban invitados. Me dio mucho gusto volver a meter la pata en el mundo de la investigación y de la política, pero sigo sin tener ningún remordimientos de haberlo abandonado, entonces “zapateros a sus zapatos”. Por el momento, necesito algo concreto!

¿Por qué teníamos que encontrarnos en La Paz ? Para ir, el domingo 21 de junio en la mañana, al « wilkakuti » (año nuevo aymara) en las ruinas de Tiwanaku, antigua ciudad prehispánica, y hasta preincaica, situada en los alrededores del Lago Titicaca. En efecto, para los indígenas del Altiplano, el solsticio de invierno concuerda con el inicio de un nuevo año agrícola. Para esta ocasión, tienen la costumbre de reunirse frente a la famosa Puerta del Sol para recibir allá los primeros rayos del sol (y captar la energía astral). Este año, los aymaras entraban en el año 5517 de su calendario).

Los doce salimos de La Paz el sábado en la tarde, en un minibús que rentamos. En el camino, la policía nos distribuyó mascaras destinadas a evitar un posible contagio de gripe porcina, que nos pusimos todos riendo, para quitarnoslos unos metros más allá.

Cuando llegamos a Tiwanaku, lo primero que vimos fueron docenas de metros de muestrarios de gorros, bufandas, medias, guantes y otras prendas calientes. En el invierno, como se sabe, el problema en Tiwanaku, es el frío. En la noche, la temperatura baja hasta 6 grados y menos (eso es la temperatura registrada al amanecer, cuando estaba ascendiendo). Como resultado, para aguantar, los bolivianos se abrigan de la forma más caliente que pueden, y luego bailan y toman toda la noche. En mi caso, después de unos té con té (té de canela con limón y singani, ¡ una delicia !) y pasos de bailes en la plaza central, volví al camión para dormir unas horas. A las 6h, nos levantamos todos. Sleepings en los hombros, salimos en dirección de las ruinas. Allá, con las manos levantadas a la aurora, centenas de bolivianos estaban presentes para recibir el sol. Delante de la multitud, los líderes indígenas procedían a rituales : sacrificios de llamas, encantamientos… aunque no se veía mucho, la emoción estaba presente!

Después, fuimos a degustar unas truchas en las riberas del Lago Titicaca (la trucha es casi el único pescado consumido en Bolivia. Obviamente, es un pez de agua dulce…). Sólo vimos una pequeña parte del Lago pero pienso volver a ir… !

Después de esos diez días de vacaciones, era tiempo de volver a Sucre ¡ Ni hablar de faltar más a mis talleres ! Además, desde hace unos días estamos trabajando en un proyecto : organizar a mitad de julio una « feria alimenticia y de juegos» ¿En qué va a consistir? Heeeee… es un poco largo de explicar. Será para el próximo mensaje !

¡ Denme noticias !
Besos a todos,

Marion