vendredi 24 juillet 2009

Visita de mi madre a Sucre... y de las minas de Potosí

Mi madre, Maria Cristina, y sus dos amigas, Claudine y Pascale llegaron a Sucre el sábado 4 de julio en la mañana, cansadas pero contentas : su viaje en avión y su noche en Santa Cruz habian transcurido bien.

Al día siguiente de su llegada teníamos previsto ir al mercado de Tarabuco. Después de 1h30 de autobus al medio de los valles que rodean Sucre, llegamos a Tarabuco, pequeño pueblo famoso ante todo por su mercado dominical donde los tarabuqueños venden sus textiles y otras piezas de artesania. Los Tarabuqueños, y los habitantes de los pueblos Jallkas en general, son conocidos por sus tejidos. La realización de una tela necesita varios meses y pide tener una paciencia demencial. Los indígenas siguen tejiendo en sus telares manuales tradicionales. Amarran a la vertical centenas de hilos entre los cuales luego pasan otros hilos, que darán uno u otro color al tejido según si pasan encima o abajo (no muy fácil de explicar, disculpen...). La mayor parte del tiempo, tejen con la lana de sus cabras, llamas o alpacas ! Es un trabajo de hormiga!


Los tejidos típicos de los tarabuqueños son rojos y negros y representan criaturas del subsuelo, completamente imaginarias o inspiradas por la realidad. Aproveché este domingo de compras a Tarabuco para comprar unos tejidos que tengo prisa enseñarles!


La semana siguiente, como no habia podido pasar mucho tiempo con mi madre y sus amigas a principios de semana a causa de mis talleres, tomé el jueves y el viernes para acompañarlas a Potosí. Cuando llegamos allá, el jueves por la noche, tuvimos suerte : la primera agencia en proponer la visita de las minas nos convenció. Nos propusieron una visita en francés et una tarifa especial para Claudine y mi madre que no querían entrar a la mina y se contentaron con una visita exterior.


José Luis, nuestro guía, un boliviano con un nivel de francés notable (sobre todo para alguien que lo ha aprendido sólo), estuvo irreprochable! Nos llevó primero al “mercado de los mineros”, donde ellos compran los productos que les permitirán aguantar todo el día al fondo de la mina : hojas de coca, alcohol a 96°, soda, cigaros... ¡y dinamita! Los mineros compran también un trozo de « catalizador », pasta que mezclan con las hojas de coca en su boca para darles más sabor y facilitar la absorción de su jugo. Los catalizadores son fabricado a partir de cenizas de quinoa, o también de maíz. Existen varios sabores según lo que se le añade : papas, anís, plátano... En lo que me concierne, prefiero masticar la hoja de coca “al natural” (¿Pero quién dijó que la coca sóla tenia un sabor malo?), quizás no he encontrado todavía el catalizador de mis sueños.


Una vez comprados los regalos para los mineros (dinamita y soda), Pascale y yo nos pusimos nuestros vestidos de mineros : botas de goma, pantalón y chaqueta amarillos de plástico, así como un casco y una lámpara frontal. En Potosí los turistas que visitan las minas parecen salir del libro Germinal. Deambulan en medio de verdaderos mineros en pleno trabajo en un atavío de turista un poco ridículo (pero, hace falta decirlo, bien útil una vez en la mina). Por más que hice como si estuviera cómoda, pasada la puerta del vestuario, afuera el choque con la realidad fue duro.


Luego, tomamos la ruta del Cerro Rico, la montaña cuyos preciosos minerales le dieron renombre a Potosí. Por más que culmina a 4800 metros, desde el inicio de su explotación, 400años atras, el cerro se hundió al menos 200 metros. Sin embargo, hoy día la actividad minera es netamente inferior a lo que ha podido ser en el pasado, cuando la montaña rebosaba de plata y de estaño. Hoy día, el Cerro Rico no es explotado más que por su zinc, que constituye el 80% del mineral extraido.


Mientras Claudine y mi madre nos esperaban fuera, Pascale y yo fuimos a seguimos a José Luis en las galerías estrechas, fangosas y oscuras del cerro. De mi primera visita de las minas, hace unos años, habia guardado el recuerdo particularmente agotadora. Con Caroline, habíamos bajado varios niveles hasta las galeráas más cálidas. Era dificál respirar, estaba oscuro, hacía falta tirarse hacia la pared cada vez que pasaba una vagoneta, nos golpeabamos con el techo... me acuerdo sobre todo que después de los primeros minutos, sólo pensaba en una cosa : ¡volver al aire libre! Esta vez la visita fue más “soft” porque nos quedamos en el nivel al cual entramos y pasamos solamente una hora adentro. Pascale, no muypas tres rassurée au depart, no se arrepintió de haber venido : pudimos charlar con los mineros y José Luis contetó todas nuestras preguntas.


Aquí viene, en desorden, lo que nos contó :


Hoy día la población de Potosí se elevaba a 150 000 habitantes. El año pasado, 15000 mineros trabajaban en las minas, es decir un décimo de la población total. Este año, los filones se han enrarecido y los mineros en actividad ya no son más de 4500. De los 10 000 restantes, muchos se han reciclado en la construcción, a veces definitivamente, a veces esperando que les puedan dar un filón que seguir (cada minero sigue un filón hasta que se agote (el filón...no el minero... aunque se puede decir que el minero también ya que su esperanza de vida es de 55 años...))!


Todos los mineros pertenecen a una cooperativa , la cual reparte los filones, fija, (según el tamaño del filón?) la duración de los contratos y determina el precio de venta del mineral a las refinerías ¡ La afiliación a una cooperativa cuesta al minero entre 600 y 700 dólares! Todo nuevo minero deben invertir un capital inicial para comprar su materiel y sus herramientas de base (cincel, martillo, lámpara, uniforme, botas...).


Antes de que las cooperativas fueran las unicas administradoras del trabajo en la mina, habián mineros estatales. Pero en 1985, cuando el mineral empezaba realmente a enrarecerse, numerosas minas se cerraron y todos los mineros estatales fueron despedidos. Cuando la actividad se reemprendió, las cooperativas tomaron el relevo del estado.


Potosí fue fundada en 1545, después de que los españoles descubrieron el Cerro Rico y su plata. Las venas de platas eran de tal calidad que las minas de Potosí no tardaron mucho en convertirse en las más productivas del mundo. Fueron la principal fuente de riqueza del Emperio español por más de dos siglos, hasta el fin de la colonia. Pero luego, otros empresarios extranjeros llegaron y se encargaron de continuar la explotación de las minas y al mismo tiempo de la población autóctona.


A pesar de su dificíl situación geográfica (la altura, el frío, la falta de oxigeno, la aridez de los suelos...), la ciudad se desarrolló hasta convertirse a finales del siglo XVIII en la ciudad más grande de toda America latina, y en una de sus más ricas. Pero la decadencia llegó rápido : a principios del siglo XIX, la producción de plata empezó a bajar. Fue gracias a la extracción del estaño que la actividad minera se mantuvo. El día de hoy, las minas siguen funcionando sobre todo gracias al zinc . Sin embargo, es importante acordarse que 90% de la plata del Imperio español durante la colonia provino de Potosí.


En la actualidad, a diferencia de las antiguas minas estatales donde los mineros benefícián de herramientas un poco más modernas, las minas gestionadas por las cooperativas siguen funcionando igual que durante la colonia. Csa minero extrae el mineral a mano, con herramientas rudimentarias (cincel y martillo principalmente). La perforación de las galerias depende de la orientación de las nuevas venas, que los mineros siguien hasta haber extraído todo el mineral. Este modo de explotación explica el aspeto laberíntico del interior de la mina. El unico orden se refiere a los niveles o plantas. Como el Cerro mide más de 500metros de altura, existen muchisimas entradas (200 según Jose Luis), situadas a diferentes alturas. Las galerias y los pozos sólo los sostienen vigas de madera, y los principales acidentes en la mina son causados por los derumbes (no hay gas inflamable, y entonces no hay riesgo de grisú, ¡uf!).


Los mineros trabajan en promedio entre 10 y 12 horas cada día y ganan entre 1000 y 1800 bolivianos por mes (entre 100 y 180€).


Aquí tienen las informaciones básicas. No voy a extenderme sobre el periodo de la colonia y el trabajo forzado de los indígenas (muertos por docenas de miles en las minas) : los que estan interesados encontrarán facilmente informaciones en Internet (o me mandaran sus preguntas).


Después de la visita de las minas, fuimos a descansar, y luego me regresé a Sucre donde me esperaba un fin de semana bien ocupado. Con motivo del cumpleaños de Coline y Charlotte, habíamos rganizada una fiesta en casa. A pesar del fracaso de mi torta de plátano y mi motivación a media asta, la noche fue un éxito. Felix, un chileno apasionado por la musica, vino con su guitarra y tocó una buena parte de la noche. Por lo cual una vez más me transformé en autista y pasé una buena parte de la noche aprovechando del concierto... aproveche también para inaugurar la « pulsera-musical » que habia comprada en Tarabuco una semana antés. Está adornado con zuecos de cabra que se entrechoquan cuando uno agita la muñeca! Muy práctico para marcar el ritmo sin que se escuche demasiado.


El martes y el miércoles siguientes, habíamos decicido organizar una feria Educativa en la Casa de la Cultura, a fín, entre otras cosas, de que Coline y Charlotte que están por irse, presentan los resultados de sus talleres ¡ Todo transcurrío a la perfección ! Aquí viene un pequeño artículo que he escrito para el sitio web de Ayni donde cuento el evento:


Una feria exitosa para Ayni


El martes y el miércoles de esta semana, Ayni organizó una gran feria Educativa en la Casa de la Cultura de Sucre. Después de varias semanas de preparación, los miembros de la asociación fueron recompensadas por el éxito de ella que atrajo numerosos visitantes.


Durante dos días, la Casa de la Cultura se llenó de niños, padres y otros curiosos por descubrir las actividades de la Asociación. Todos tuvieron la oportunidad de probar los juegos de Ayni, entre los cuales había algunos nuevos, creados por los voluntarios. La gente pudo descubrir las manualidades realizadas por los niños y probar los platos preparados por las madres de Mesa Verde. Fue la ocasión para cada voluntario de presentar los resultados de sus talleres, y para los niños y las madres de descubrir la amplitud del trabajo realizado en los últimos meses!


El patio apenas bastó para recibir todo el evento. Las casetas estaban dispuestas alrededor del corredor y los voluntarios repartidos entre ellas según su actividad.


Apostadas en la entrada, Nelly y Elodie (cuando no estaban atendiendo a periodistas) acogían a los visitantes y hacían descubrir los juegos didácticos creados por Ayni : la lota, el 4x4, el tangram…


Un poco más allá, Assia, Mickael, Zulma y Melby hacían visitar la exposición de las manualidades realizadas con los niños. Desde los comics de Assia y las flores-reciclables de Mickael hasta los objetos en papel de Zulma y las cerámicas de Melby, las obras se ostentaban en no menos de seis mesas.


Las mesas siguientes recibían al taller de cocina y venta de comida de Coline y Marion. En la mañana, desde las 10, los niños de Sica Sica y Villa Armonia estaban presentes para cocinar crumbles y venderlos ¡Para su gran felicidad, las galletas y crumbles tuvieron un éxito mayor! En la tarde, los aprendices de cocinero daban el lugar a las mamás de Mesa Verde, encargadas de preparar algunos de los platos descubiertos en los talleres. Les salió de maravilla ya que no sobró nada del api, de los pasteles de queso, de los gratines de coliflor, de los pasteles, de las ensaladas de frutas y de las pizzas. Mientras degustaban sus platos, los visitantes podían descubrir los secretos de cocina de las madres echando un ojo sobre el recetario y las fotos del taller.


A unos metros, extrañas frutas y verduras con patas esperaban a los visitantes. Con sus ojos grandes y sus colores vivos, las esculturas de vegetales llamaban mucho la atención. Los que tenían más curiosidad podían acercarse y descubrir sus nombres y sus historias: Mika la papa, Rodrigo el pepino, Johnny el maní…


A lado de las verduras estaba el rincón “ludoteca” de Géraldine. Había dispuesto en el suelo mantas, almohadas y… un montón de juegos. Ellos fueron tomados por asalto por los niños que pasaron varias horas en compañía de los voluntarias quienes no paraban de repartir cartas.


En la gran mesa, Magalí y Charlotte R enseñaban a los niños (y a sus padres) los juegos didácticos de Ayni. Mientras unos se deslomaban en resolver lo más rapido que podían las operaciones del 4x4, los otros se concentraban para recordar el emplazamiento de las cartas del « Memory de Bolivia».


Al mismo tiempo, unas mesas más allá, Coline proseguía las partidas del « juego de las siete familias de los departamentos de Bolivia ». En la versión del juego inventada por Ayni, cada familia coresponde a un departamento, con su baile, su escudo, su especialidad culinaria, su bandera, su fecha aniversario y su animal emblemático !


Los dos días fueron puntuados por las funciones de títeres de Lucas, cuyos preciados talentos de payaso hicieron una vez más reir los niños a carcajadas.


Miércoles, cuando la noche empezó a caer, el momento de closurar y desmontar la feria había llegado. Con un vaso de cidra en la mano, Nelly agradeció a todos los participantes y brindó al éxito de esta… y de las proximas ferias !


En lo que me concierne, esta feria me permitió hacer un balance de los tres primeros meses de mi voluntariado. A pesar de tener la sensación de escasez de tiempo para preparar tanto como quisiera mis talleres ( en particular las intervenciones teóricas ante las madres), estoy muy contenta. La mejor prueba del éxito de mis talleres fue la motivación de las madres durante la feria. Un poco estresadas el lunes al pensar que deberían cocinar sólas platos que habían visto hacer una sola vez, les salió de maravilla. No sé todavía si recolectaron mucho dinero, pero no lo perdieron, eso es lo más importante.


En cuanto a mis otros talleres, después de varios días estresada por no acabar a tiempo los vegetales de papel maché que había empezado con los niños de Urkupiña, ¡qué alivio verlos expuestos! La gente los encontró bien logrados... y yo también!


Ahora, estoy pensando en nuevos talleres para el mes de septiembre. Para no hacer sólo talleres de cocina, me gustaria poner en marcha un taller de macramé (realización de pulseras, collares, y otras bisuterías) con los niños. Voy a tener que capacitarme antes... pero estoy muy motivada. Querría también empezar un taller de pastelería con los adolescentes de Urkupiña, jóvenes en plena edad rebelde, no siempre fáciles de dirigir, pero llenos de ánimo cuando se les propone actividades. Aparte de los campamentos de esqui, nunca he trabajado con adolescentes... ¡es ahora o nunca!


Y de aquí hasta septiembre, ¿que planes? Los quince primeros días de agosto los voy a dedicar a mi proyecto de regreso a Francia (que consiste en la organización de un pequeño festival sobre el tema de Bolivia, con exposición de fotos, proyección de documentarios y organización de un concierto de música boliviana en Lille). Charlotte y yo estamos todavía en la etapa de redacción del expediente... pero esta tomando forma! Les daré más detalles en el próximo mensaje...


Luego, tomaré vacaciones. He tomado los quince últimos días de agosto para partir al descubrimiento de Chile, un viejo sueño... Charlotte y Charlotte estaran en el viaje, así como Marie que acaba de llegar a América latina. Tenemos previsto bajar la panamericana hasta Santiago en coche de locación... ¡un road trip más que prometedor!

Voilà voilà, eso es todo para hoy!

Un beso grande a todos.

Chao

Marión


Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire